La nación cubana lleva en el corazón de sus hijos el laurel de la virtud más noble del mundo, la solidaridad humana, y hoy, con suma modestia, se inserta en la celebración del Día Internacional de tan valioso sentimiento, propio de quienes engrandecen su proceder en la vida con amor.
Y es que la solidaridad es mucho más que un valor alistado entre otros, es la disposición consciente de las personas a ayudar a los demás a cambio de nada, es compartir lo que tenemos, es abrazarse a la causas justas, a riesgo de cualquier afectación e incluso de la vida; solidaridad es desprendimiento total de lo material, es mantener abierto el pecho a la justicia y ante las contingencias naturales, y sociales ante razones justas y verdaderas.
El altruismo, la honradez, el humanismo y la lealtad son entre otros, valores presentes en el proceder solidario de los cubanos, quienes han dado sobradas muestras en los más de 60 años de Revolución; baste una mirada a la colaboración médica a cientos de países, a donde acudieron nuestros galenos para proveer de salud a los pueblos, sofocar epidemias y desastres naturales como consecuencia de terremotos, huracanes u otros sucesos de semejante magnitud.
La historia de Cuba se acrecienta con disímiles contribuciones valiosas, no sólo en el campo de la salud, sino además con su participación solidaria en la liberación de los pueblos africanos, en Angola, Etiopia, Namibia, Mozambique y otros pueblos que hoy agradecen el abrazo liberador del colonialismo.
Fidel nos educó con sublimes sentimientos solidarios, que nunca nos abandonarán por difícil que sea el acontecer económico de la vida de los cubanos; el pan seguirá compartiéndose entre los nativos y hacia el mundo se mantendrán las manos extendidas con nuestro potencial científico, de educadores, de los heraldos de la salud, de la Cultura y de cuantas actividades se requieran a partir de la amplia diversidad de profesionales formados para Cuba y todos los pueblos, que así lo necesiten.
Hoy es el Día Internacional de la Solidaridad, pero para Cuba trasciende al acontecer cotidiano, como una práctica inherente a cada hombre, mujer o niño, porque es un sentimiento, presente en la vida de los cubanos.
