Como una poesía épica, pródiga de sentimientos quijotescos, donde se amalgaman hombres y mujeres líderes por su naturaleza altruista, batalladora, noble y extraordinariamente leal, se levanta valiente y comprometida ante el desafío de obstáculos, la otrora villa de Santiago de Cuba en el aniversario 508 de su fundación.
No será necesario repetir la conocida historia, desde que el adelantado Diego Velázquez la fundara en 1515 en un azaroso afán colonizador, ni la larga travesía de siglos tras siglos en los que el carácter y temperamento de sus habitantes se fueron moldeando, como fruto de las mezclas étnicas y de los avatares sociales, hasta conformar la identidad de ese nativo vasto en valores que honran a la Patria.
La historia paradigmática que atesora testifica su sublime condición de Héroe de la República de Cuba, por su entrega desmedida al bien de los cubanos con un acentuado sentido humanista, solidario y de probado coraje, durante todas las contiendas libertarias; y a la par distinguirse, también, por el carácter alegre, optimista, ´proverbial, amistoso, comunicativo y emprendedor de su gente, ante las conquistas de los sueños.
Esta es la legendaria Santiago de Cuba, pródiga de leyendas reales y maravillosas, y heroína de todas las batallas que hoy lucha por empinarse para salir adelante a ultranza de todas las dificultades materiales, desafiantes en su intento de lastimar la fortaleza de los valores y los sentimientos de amor de hombres y mujeres empeñados en seguir haciendo camino al andar.
Mas no basta armonizar los latidos del corazón con los deseos de avanzar y sus hijos lo saben. El reto está presente y exige inteligencia, voluntad y el apego honesto y fiel a los procesos, en pro de transformaciones necesarias y soluciones firmes y efectivas.
Los santiagueros estamos conscientes de la imperiosa necesidad de corregir errores, de erradicar actitudes nocivas, al tiempo de contribuir, desde nuestras manos, a cambiar todo lo negativo, que se antepone a la obra triunfante erigida por todos los cubanos. No puede existir fuerza superior a la verdad, a los valores que nos identifican ante el mundo y no permitiremos jamás que intereses y caminos torcidos foráneos se interpongan a nuestra grandiosa epopeya.
La Patria puede confiar en que por más escabrosas que sean las tareas ahí estaremos. Toca contribuir a la soberanía alimentaria, al cumplimiento de las legislaciones aprobadas, a que los distintos programas económicos y sociales se encaminen con eficiencia y efectividad, a honrar conscientes, cada día, a los tantos hombres y mujeres que entregaron sus vidas por la obra que nos pretenden dañar.
Aquí, desde el corazón de la Patria, alegres y optimistas en la celebración de los 508 años de la otrora villa, juntamos nuestras manos con la espada en alto de nuestro santo patrón Santiago Apóstol, con la fuerza del machete mambí, para jurar lealtad eterna, a la Revolución y a Fidel, seguros de que nuestra historia crecerá.
