Las manecillas del reloj indican honores a una gran mujer; Mariana Grajales Cuello que en el aniversario 208 de su natalicio se evoca su legado en la impronta de su memoria.
Mambisa que las páginas de la historia inmortalizó en lo corajudo de su fuerza, decisiones implacables protagonizadas en épicas hazañas de la época colonial que sin reproches ni miramientos junto a los suyos, dejó el alma en la manigua para lograr el deseo anhelado de libertad.
Sus cuidados, patriotismo y espíritu maternal no solo fueron para sus hijos de sangre o dentro del seno de la familia, al contrario, se entregó a quien luchara por la independencia, acción que la patentizó como la madre de la patria.
La madre de todos los cubanos que agradecidos llegan hasta la necrópolis Santa Ifigenia a rendirle honores ante el sepulcro donde descansan sus restos mortales. Símbolo por siempre de heroicidad y ejemplo para los antillanos y el mundo.