“… la madre del decoro. La savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus males, es, sobre todo los demás, la propagación de la cultura”
Este pensamiento de José Martí, extraordinario y dimensional, expuesto en 1886, deviene hoy sentencia vigorosa para higienizar el país de todo aquello, que lastra lo logrado con amor patrio, humanismo, voluntad e inteligencia colectiva, en más de 60 años de Revolución y como fiel juramento ante el aniversario 70 del Moncada.
La cultura en la magnitud de su concepto, incluye toda la creación material y espiritual del ser humano, de ahí la importancia de todo cuanto se pueda hacer para transformar lo negativo, lo que frena y lacera el desarrollo de la sociedad, al tiempo de fomentar iniciativas y soluciones ingeniosas, atemperadas a las circunstancias actuales.
La dirección de nuestro país, a través de todas sus estructuras gubernamentales, políticas y sociales, batalla para reconstruir y afianzar su base económica, mientras aplica medidas sustanciales para que no falte la alimentación básica de la población, en medio de un bloqueo recrudecido con más de 200 disposiciones, destinadas a matar por hambre a la gente solo por defender su soberanía.
Las distintas enseñanzas del sistema educacional lograron vencer los obstáculos ocasionados por la pandemia; la Salud se mantiene empinada, con independencia de las marcadas carencias de medicamentos y de deficiencias por actitudes y procedimientos inadecuados, y la asistencia social se crece para proteger a los adultos mayores e impedidos y a otros muchos, entre niños, mujeres embarazadas y enfermos crónicos, que requieren atención especial.
Las nuevas legislaciones, aprobadas y otras en proceso, responden igualmente al interés de robustecer a la sociedad, a ultranza de la asfixia económica estadounidense y la guerra mediática, desatada en las redes, con deliberada extensión al interior del país. El Código de la Familia, el Código Penal, Código de los Procesos, la Ley de Comunicación Social, la Ley de Ordenamiento Territorial y la Ley de la Empresa Estatal Socialista, entre otras muchas regulaciones, están dirigidas a esos propósitos.
De igual forma todo cuanto se hace para lograr la soberanía alimentaria y educación nutricional, la introducción de modalidades como las MIPYMES y otras muchas en los órdenes económico, social e institucional forman parte de esa necesaria resistencia creativa, que exige la disposición de vencer.
Y es que la cultura que nos distingue lleva en sus raíces una identidad forjada en el fuego de luchas independentistas, de profundos sentimientos humanistas, de vasto coraje probado a lo largo de una historia, donde abundan hombres y mujeres de acero y de la fuerte presencia del amor, como sentimiento indisoluble de nuestra naturaleza.
Las manifestaciones artísticas como expresiones sensibles de nuestra cultura asumen esa suerte de contribuir a forjar a los hijos de la nación con decoro y vergüenza, a seguir siendo soberanos, mantener la obra conquistada y librarnos de vicios. Propagar la cultura con la fuerza de la verdad, la clara comprensión de los procesos, la entrega consciente al trabajo y la unidad en un escenario patriótico como el nuestro, avizora y garantizará la victoria.
Llega así Santiago de Cuba al aniversario 70 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, plena de logros y empeñada en continuar la marcha hacia resultados superiores.
