Partido Revolucionario Cubano, garante de la independencia

Por Jorge Wejebe Cobo

José Martí en el exilio consolidó su obra para la preparación de la Guerra Necesaria con la proclamación del Partido Revolucionario Cubano (PRC) el 10 de abril de 1892, que concibió “para lograr con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico”.

Esa fecha fue elegida para anunciar la nueva organización porque coincidía con similar día, pero de 1869, cuando quedó aprobada la primera Constitución de la República de Cuba en Armas.

En la preparación del PRC el Apóstol estudió las prácticas de los partidos tradicionales, que en la etapa del desarrollo capitalista de entonces se desempeñaban como instrumentos de ambiciones de los gobernantes y políticos, quienes esgrimían el falso populismo y la demagogia para manipular a las masas.

Por ello instituyó un partido diferente, apegado a los principios independentistas, realmente democráticos y de bases fundacionales para “un pueblo nuevo y de sincera democracia”, con métodos que desterraran las costumbres autoritarias en lo político y la economía, impidieran servir a intereses mezquinos y unieran a todas las generaciones de patriotas.

Esa fue la concepción martiana para salvar la Revolución de las divisiones internas de las filas de patriotas en las anteriores guerras por la independencia de Cuba y de las realidades del caudillismo, en que terminaron los procesos emancipadores de América del Sur en los cuales sobrevivieron de los males de la colonia que frustraron las nuevas repúblicas.

Los Estatutos del PRC eran secretos y el Delegado sería elegido por los miembros de la organización al igual que todos los cargos, y se tendría como base de su funcionamiento las asociaciones independientes y clubes, que en la persona de sus figuras centrales conformarían órganos territoriales como estructura intermedia.

Martí a la vez fundó el periódico Patria, con el fin de que desempeñara un rol trascendental en la movilización y unidad de los patriotas de dentro y fuera.

No podía ser más oportuna la fundación del Partido Revolucionario Cubano que en un contexto histórico en que el proyecto emancipador se desarrollaría en contraposición de los intereses del naciente imperialismo estadounidense, con su mira en frustrar la independencia de la ínsula del colonialismo español y hacer imposible el nacimiento de la república soberana.

El profundo conocimiento del Maestro sobre las intenciones imperialistas se demostró en fecha tan temprana como 1889, cuando en carta dirigida a Gonzalo de Quesada alertó sobre “el plan más tenebroso” que se gestaba en las esferas de poder en Estados Unidos para “forzar a la Isla, de precipitarla a la guerra, para tener pretexto de intervenir en ella, y con el crédito de mediador y de garantizador, quedarse con ella. Cosa más cobarde no hay en los anales de los pueblos libres: ni maldad más fría”.

También para impedir esos propósitos en tan complejo contexto histórico, el Apóstol concibió y organizó el PRC bajo las condiciones que explicó a pocas horas de morir en su célebre carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado el 18 de Mayo de 1895, en la cual expone su radical antiimperialismo y señala: «…hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin”.

Al final de la guerra y con la consolidación de la intervención estadounidense, el programa neocolonial pasó a la etapa de disolver todos los órganos representativos de los patriotas, esencialmente el PRC y el Ejército Libertador, como premisa indispensable para imponer una colonia con engañosa forma de república independiente.

De esa manera, el 21 de diciembre de 1898, el periódico Patria publicó una circular de quien entonces se desempeñaba como Delegado, Tomás Estrada Palma, en la cual anunció «dar por terminados los trabajos del Partido, por no ser ya necesario en el extranjero después de haber conseguido el fin a que esos trabajos se encaminaban».

Patria salió por última vez el 31 de diciembre de ese año, y quedaron los patriotas sin su principal órgano de movilización y difusión de las ideas independentistas, como lo había concebido Martí.

El amigo y cercano colaborador, Juan Gualberto Gómez, consideró que «… hay que asegurar la libertad, el progreso y los principios de la verdadera democracia, bases todas de nuestro programa, siendo el Partido R. Cubano el único que podrá implantarlas y sostenerlas».

Delegaciones de base en el exilio se pronunciaron contra las decisiones de Estrada Palma, como los patriotas en Santo Domingo que expresaron que «El Partido Revolucionario Cubano no ha concluido su obra: él se fundó para obtener la independencia absoluta de Cuba «.

Tras 61 años de luchas de varias generaciones de revolucionarios cubanos, que en diferentes condiciones históricas mantuvieron el legado martiano concebido en el PRC, fueron impedidos los planes imperialistas de apropiarse de la antilla Mayor con el triunfo revolucionario de 1959. (Jorge Wejebe Cobo, ACN).

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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