La tríada colosal de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso y los hermanos Fernando y Alberto Alonso fundó, el 28 de octubre de 1948, el Ballet Alicia Alonso, luego Ballet de Cuba en 1955 y a partir de 1959, Ballet Nacional de Cuba (BNC).
Ese día, en el Teatro Auditorium de La Habana, la compañía incluyó en su función inaugural L´apres midi d´un faune, la famosa coreografía de Vaslav Nijinsky, y el Pas de quatre (luego Grand pas de quatre), coreografía de Marius Petipa-Lev Ivanov.
Comenzaba un camino que, en siete décadas, convirtió a la compañía en una de las mejores del mundo, y sentó las bases de la hoy muy reconocida Escuela Cubana de Ballet. Crearon, además, una Academia, hoy Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, de la cual saldrían figuras excepcionales, entre las primeras las Cuatro Joyas, Mirta Plá, Aurora Bosch, Loipa Araújo y Josefina Méndez, y luego, una verdadera constelación.
Así comentó Clement Crisp, del Financial Times, de Londres, en 2005: «la compañía cubana es la confirmación de un ideal, de un sentimiento de la danza que ignora los límites de cualquier orden social. Los bailarines cubanos son intrépidos, toman la escena por asalto, y ejecutan fouettés, triples o piruetas múltiples como si nada».
Otro de los éxitos del BNC ha sido la realización, desde 1960, del Festival Internacional de Ballet de La Habana. La 27 edición es la primera luego del deceso, en 2019, de la excelsa Alicia Alonso, y lleva ahora, orgullosamente, su nombre.
El encuentro es el punto de partida de los festejos por los 75 años de la compañía, que se celebrará el próximo 2023, según dio a conocer la actual directora del BNC, la primera bailarina Viengsay Valdés.
Para la significativa función de este 28 de octubre se anuncia, en el sitio web de la compañía, para la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, nada menos que Giselle, el ballet romántico por excelencia, versión de Alicia Alonso, sobre la original de Jean Coralli y Jules Perrot.
En el codiciado doble rol de campesina y willi, considerado por las ballerinas sueño, reto y cúspide, estará la primera bailarina de la compañía, Anette Delgado, y Albrecht será Ricardo Castellanos, primera figura del Ballet Nacional de Noruega.
Anette, como la llama el muy balletómano público cubano, es primera bailarina desde 2005, y ha cosechado muchas buenas críticas con este papel. «Entre los más jóvenes hay que destacar la Giselle de Anette Delgado, una bailarina de preciosa línea y capacidad para transmitir emoción». (Julia Martin, El Mundo).
«Y la primera bailarina Anette Delgado deslumbró por su perfección técnica y su fuerza interpretativa, componiendo una Giselle que se transforma totalmente entre el primer y el segundo acto, alegre, graciosa y apasionada en el primero; etérea y poética en la aparición fantasmal del segundo». (AFP).
«En el II acto de Giselle parecía suplicar por su vida. Todo era muy hermoso, casi un milagro (…). La integridad de su interpretación, su evocación de lo romántico constituye una clase magistral por sí misma». Erick Tauk, revista Ballet Magazine, Estados Unidos.
¿Y Albrecht, concedido al bailarín Ricardo Castellanos, nacido en Barcelona en 1997? La crítica afirma que está dotado de todos los atributos que definen al clásico danseur noble: bella línea corporal, hermosas piernas, largo cuello y proporcionada cabeza.
Para el público cubano, además de lo que espera de su actuación, será emocionante conocer que es hijo de Lourdes Rojas Plá y Rodolfo Castellanos, exintegrantes del Ballet Nacional de Cuba, y nieto de la inolvidable Mirta Plá, una de las Cuatro Joyas.
Tradición y legado. Un Festival que inicia las celebraciones hacia los 75 años de la compañía cubana.
Autor: Mireya Castañeda
