Lo más preciado: la vida

Desde el pasado viernes se combate el fuego causado por una descarga eléctrica en la base de supertanqueros de la zona industrial de la provincia de Matanzas.

Días de incertidumbre, dolor y tristeza hemos vivido los cubanos desde que el pasado viernes en la tarde se diera la noticia del accidente ocurrido en la base se supertanqueros de la provincia de Matanzas, provocado por la caída de una descarga eléctrica en uno de los tanques de combustible emplazados en la zona industrial de esa ciudad cubana.

Un hecho que desde el primer instante motivó el arribo al lugar de numerosas fuerzas de enfrentamiento, quienes guiados por la misión de no permitir que la tragedia ocurrida alcanzara mayores proporciones, se arrojaron con todo a enfrentar un siniestro del cual quizás, ni ellos mismos, especialistas en la materia, podían calcular en toda su magnitud; o tal vez sabedores de a dónde podía llegar no dudaron nunca en tratar de impedirlo aún a costa de sus preciadas vidas.

A veces escuchamos la frase “la fuerza de la naturaleza puede ser implacable” y no la calculamos en toda sus magnitud.  Y hoy, cuando vemos una luz de esperanza, cuando al fin esos héroes que allí se encuentran día y noche frente al calor y las llamas, y el deseo de hacer más y no poder; se abren paso literalmente entre las llamas para tratar de poner fin al destructor incendio, nos convencemos que el amor, la confianza en la unidad de nuestro pueblo,  la certeza de hacer un bien para todos, es una fuerza mucho mayor, que brota de los sentimientos, que viene de la fe en el mejoramiento humano, es la fuerza de un país.

No asombra en Cuba ver a un Presidente reconocer que es necesario pedir ayuda al mundo, y pedirla; ver a personas en cualquier rincón del país expresar su disposición de ir allí a donde el fuego consume a sus hermanos; ver a estudiantes, jóvenes, artistas, practicantes de las diversas religiones, federadas, especialistas, trabajadores particulares, acudir a los hospitales, centros de evacuación, al sitio donde se encuentran los que enfrentan el siniestro,  a compartir desde una sonrisa y un abrazo hasta lo poco que tienen de recursos en tiempos de escasez como la que vivimos, o sencillamente sus conocimientos, su sangre.

Corren días difíciles en Cuba, si lo sabré yo, santiaguera “de pura cepa”, madre, trabajadora. Pero ni el dilema de cómo garantizar el plato de comida del día a nuestros seres queridos, ni la molestia que causan los apagones en este verano sofocante, ni la crisis que vive el país, nos pueden quitar lo más preciado: el hecho de tenernos los unos a los otros, la esperanza, la confianza, la vida.

Ese es el ejemplo que nos brindan los combatientes, y hombres y mujeres humildes que desde Matanzas, hoy, nos llenan de orgullo.

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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