La Habana, 21 dic.— El Programa de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar alcanza hoy en el país un área total de dos millones de hectáreas, incluyendo 147 mil fincas proyectadas, lo que contribuye a elevar los niveles productivos basados en la soberanía alimentaria.
Para la producción permanente de hortalizas y condimentos frescos el balance abarca 11 mil 280 hectáreas (una hectárea por cada mil habitantes), explicó en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias Elizabeth Peña Turruellas, jefa del referido Programa Nacional.
Ello equivale a 10 metros cuadrados per cápita de organopónicos, huertos intensivos, semiprotegidos y parcelas tecnificadas, lo cual con los rendimientos actuales permite ofertar 300 gramos diarios de hortalizas por persona, a toda la población de Cuba, agregó.
Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de Agricultura, ha declarado que durante los meses de mayor incidencia de la pandemia se fortaleció el trabajo de ese movimiento popular, pues sus técnicas han probado la eficacia a la hora de obtener alimentos de una manera rápida y con menor necesidad de recursos.
Los patios y parcelas familiares constituyen hoy el sector más dinámico de esta modalidad, los cuales alcanzan aproximadamente un millón de unidades con un alto potencial productivo, sostenibilidad local y apoyo a la biodiversidad, informó Peña Turruellas.
El Programa atiende a 113 cooperativas de frutales y exige en cada una la siembra y producción de por lo menos 20 especies de frutas y no menos de dos jugueras para la venta de jugos naturales a la población.
En esta actividad se promueven los jardines botánicos de frutales, algunos de los cuales ya superan las 150 especies, aclaró Peña Turruellas.
Hasta la fecha el Programa de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar cuenta con más de 900 microindustrias para el procesamiento semi artesanal de los productos, lo cual constituye un factor de conservación de tradiciones alimentarias locales.
En general en las actividades productivas y de apoyo del movimiento se encuentran vinculados un millón de personas, de ellos el 40 por ciento son mujeres y el 30 por ciento jóvenes menores de 35 años.
Para garantizar las producciones se trabaja en alcanzar al mayor grado posible el autoabastecimiento de la demanda en semillas, mediante una red de 147 fincas municipales en todo el territorio nacional.
De ese total 26 tienen la categoría de especiales, pues además de producir semillas certificadas constituyen una base para los centros de investigaciones en las pruebas y generalización de variedades de cultivos.
Asimismo, el programa aporta semillas a nivel local, con productores debidamente capacitados y con un seguimiento y alto rigor en el empleo de la disciplina técnica para cada caso.
Con ello se contribuye a la Soberanía Alimentaria y a la obtención de variedades de los distintos cultivos, adaptadas a las condiciones agroclimáticas y tecnologías posibles a utilizar en la mayor de las Antillas.
El programa centra su atención también en suplir la demanda en nutrientes para los cultivos y mantener la fertilidad de canteros y sustratos a través de la producción de abonos orgánicos, con un positivo impacto en el medio ambiente y en la sustitución de importaciones.
Además, potencia los bio controles, los que con medidas organizativas y agrotécnicas constituyen una verdadera profilaxis para disminuir la incidencia de plagas y enfermedades (calidad de la semilla, uso adecuado de variedades en época óptima y del riego, drenaje, rotación, asociación de cultivos).
La Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar produce por sí misma la mayor parte de sus insumos productivos, resultando durante más de 30 años un fuerte baluarte de la Soberanía Alimentaria en Cuba.
Su comercialización en lo fundamental es directa a través de puntos de venta en las unidades productivas y en los barrios con productos, que también provienen de los patios. (Por Alianet Beltrán Álvarez, ACN)
