Cubano por méritos propios

Nacido en Bani, República Dominicana, el 18 de noviembre de 1936, Máximo Gómez Báez, llegó a ser General en la Guerra de los Diez Años y el General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra del 95.

Tenía 16 años cuando se unió al Ejército Dominicano en la lucha contra las invasiones haitianas de Faustine Soulouque y participó en la guerra de restauración dominicana. Con igual firmeza y decisión, asume luchar por Cuba hasta lograr la ruptura de la ocupación colonial española.

Así se declara ciudadano cubano, condición que honró siempre, incluso antes de su incorporación al ejercito mambí, el 14 de octubre de 1868. Innumerables sus aportes a la causa independentista, y cuenta entre sus epopeyas con la dirección de la primera carga al machete, la que se convertiría en la más temible arma de esos libertadores. Desde este momento, el movimiento revolucionario contó con el jefe militar indiscutible, capaz de preparar un aguerrido ejército de pueblo y de enfrentarse al enemigo con extraordinarias posibilidades de triunfo.

El 4 de noviembre de 1868, ocurre la Acción de Tienda del Pino, Denominada así por Gómez en su Diario de Campaña y también conocida por Venta del Pino, Pinos de Baire y Ventas de Casanova. Esta fue la primera carga al machete en las guerras por la independencia de Cuba. Este procedimiento bélico al arma blanca era empleado por los defensores dominicanos contra los invasores de Haití e introducido por Gómez en Cuba, donde alcanzó mayor dimensión con la combinación del binomio machete-caballería, que se convirtió progresivamente en la forma fundamental de aniquilar al enemigo en los combates.

Su incesante batallar junto a los cubanos, lo llevó a ocupar el cargo de General en Jefe, el más alto de las fuerzas libertadoras, el mismo que puso en sus manos José Martí.

Justo el Héroe Nacional, el 11 de septiembre de 1892, en Montecristi, República Dominicana, le escribe proponiéndole el mando del Ejército Libertador de Cuba:

«El Partido Revolucionario Cubano viene hoy a rogar a usted que, repitiendo su sacrificio, ayude a la Revolución, como encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar, dentro y fuera de la Isla, el Ejército Libertador (…) Yo ofrezco a usted, sin temor de negativa, este nuevo trabajo hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres…»

El 15 de septiembre le contesta a José Martí: «Desde ahora puede usted contar con mis servicios.»

El Generalísimo se hizo célebre por la disciplina implacable que enseñó a sus tropas. Para las indisciplinas menores, no relacionadas con cobardía, el cepo mambí o el paso a la impedimenta eran los castigos usuales. La cobardía, si no tenía consecuencias graves, era castigada con la obligación de avanzar en solitario hacia filas enemigas y procurarse una o más armas, un uniforme y parque. Los robos o agresiones a campesinos eran castigados con el fusilamiento.

Esa fue la actitud que distinguió al Generalísimo, como se le conoce en la Historia de la gesta libertaria. Su internacionalismo está vigente en las raíces del proceso revolucionario cubano, pues no sólo se sintió cubano, si no, que participó y aportó en los procesos emancipadores de varios países, como en Honduras, por sólo citar alguno.

“… Nada se me debe y me retiro contento y satisfecho de haber hecho cuanto he podido en beneficio de mis hermanos. Prometo a los cubanos que, donde quiera que plante mi tienda, siempre podrían contar con un amigo…»

Sin dudas, estas palabras de Gómez definen los lazos que lo unían a Cuba.

El Generalísimo Máximo Gómez Báez falleció el 17 de junio de 1905, sin fortuna personal, en su villa habanera, a la edad de 69 años. Cuba, no puede contar la historia de su Revolución, sin narrar las hazañas, el valor, la disciplina, solidaridad e integridad de este solidario dominicano, que ganó con sobrados méritos su condición de cubano.

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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