Santiago de Cuba, 17 may.— El 24 de marzo fue un día de verdadera preocupación para los cubanos. Se anunciaban los tres primeros casos en nuestro país con el coronavirus SARS COV-2, causante de la enfermdad COVID-19.
Enseguida fueron orientadas por las máximas autoridades del Estado y el Gobierno cubano una serie de medidas para el enfrentamiento a esta mortal pandemia, que ha causado cientos de muertes en todo el mundo.
Fue entonces que todo comenzó una larga travesia en la que aun estamos inmersos.
A partir del 25 de marzo se cerraron las puertas del Complejo Parque Zoológico de Santiago de Cuba. Un centro que recibe a más de 200 mil visitantes al año. Desde entnces, el refugio de flora y fauna ha estado despojado de su mayor alegría. El público compuesto por niños, jóvenes y adultos que llegaban hasta este emblemático lugar, ya no comparte de las historia del zoologico por estos dias.
Quedaron atras los paseos en familia, el disfrute de la naturaleza, contemplar las especies que se encuentran en exhibición y disfrutar además de los servicios gastronómicos y recreativos que se ofertan en cada una de las áreas. Los niños con discapacidad intelectual, física- motora, que llegaban hasta aqui con sus padres a recibir tratamiento terapéutico con animales, ahora tienen que quedarse en casa y desde alli realizar ejercicios para el mejorar su salud.
Mirar este sitio completamente vacío, ocasiona mucho dolor a quienes estamos acostumbrados al alboroto de los niños, especialmente los fines de semana, en los meses de vacaciones y semanas de receso escolar. Hasta los animales se ven tristes. Ellos también sienten que falta algo.
Solo permanecen aquí un grupo de trabajadores aguerridos, que con mucho sentido de amor y de pertenencia, se preocupan por el cuidado y el bienestar de los animales, otros se ocupan de las labores de mantenimiento constructivo, acciones necesarias para mantener el funcionamiento adecuado de la institución con la atencion a los animales.
Todos y cada uno de ellos, toman las medidas necesarias para preservar sus vidas, pero sin dejar ni un solo instante de atender la parte que les toca. Para que cuando todo pase, podamos contar nuevamente con un Zoológico lindo y embellecido para el disfrute de la familia cubana.
(Colaboración de Lic. Dayami Rosabal Betancourt. Especialista en Comunicacion Institucional)