Contramaestre, 15 may.— Los niños son, probablemente, los que más han sentido el rigor que impone el necesario aislamiento social ante el nuevo coronavirus. En el municipio santiaguero de Contramaestre una pequeña nos muestra sus iniciativas en medio de la actual situación epidemiológica y lo hace con una naturalidad que asombra.
Se llama Esther María Clavijo Díaz y con solo 10 años ha logrado comprender muy bien el momento en el que vive, aun cuando le haya hecho dar un giro de 180 grados a su vida. Su rutina ha cambiado completamente debido al distanciamiento social que impone la pandemia del coronavirus. Ello ha despertado su creatividad para sobrellevar esta difícil etapa.
Estercita, como le llaman sus familiares, ha encontrado el modo de mantenerse activa a través de la pintura, los juegos, la televisión, además de una dinámica y constante comunicación a través del teléfono y las cartas que con dedicación escribe día por día a aquellos de los que le separa la distancia física.
Entre los momentos especiales de su día a día se encuentra la conferencia de prensa que ofrece el Doctor Francisco Durán (Director Nacional de Epidemiología en Cuba), las teleclases y el aplauso al personal de la salud de las nueve de la noche. Me dice convencida que estudiará medicina igual que su mamá.
Como cualquier niño cubano Ester María añora el reencuentro con los compañeros y amigos, pero esta etapa no ha sido un problema para ella. Ahora su hogar y su familia llenan todos los espacios posibles. Así, ofrece una poderosa convicción desde la más tierna infancia: Estoy convencida que juntos podemos lograr vencer a la Covid-19 para regresar a nuestra vida normal, a la escuela, junto a nuestros compañeros… y que el aprender vuelva a nuestras vidas…
