Santiago de Cuba, 2 oct.— Ubicado en la periferia de Santiago de Cuba, el fuerte de Yarayó se construyó en 1814 destinado a completar la defensa interna de la antigua capital oriental contra los ataques desde el mar y la posible resistencia del entorno. Representó un enclave estratégico aledaño al desaparecido arroyo Yarayó y actualmente en la ruta que conduce al cementerio Santa Ifigenia.
Solitario se levanta, testigo de los empeños del gobierno colonial español como parte de la red de más de un centenar de fortaleza y instalaciones militares de menor cuantía. Es la única de su tipo que se conserva en el territorio oriental cubano.
De una arquitectura muy sencilla y modesta, mampostería y tejas criollas, tenía una capacidad para 20 hombres sin parque de cañones.
En la primera mitad del siglo XX sirvió como vivienda a familias pobres del reparto San Pedrito, cercano a él. Una placa colocada en uno de sus costados señala: «Construido conjuntamente con otros de su clase por el gobierno español para defender a la ciudad de los patriotas alzados en armas por la independencia».
Al triunfar la Revolución Cubana en 1959 fue restaurado conservándose como Monumento y hoy es emblemática su presencia en el lugar.