Después de esta semana de diferentes encuentros entre identidades y culturas caribeñas, concluirá hoy en horas de la tarde-noche, el cuadragésimo segundo Festival del Caribe con el tradicional Desfile de la Serpiente por todo el centro de la ciudad de Santiago de Cuba hasta la Quema del Diablo hacia el Sur que marca nuestro norte de fe y unidad.
Oda a la Esperanza
Así se resume la última jornada del Festival del Caribe 2023 enSantiago de Cuba donde no faltó la Fiesta Campesina en La Casa del Caribe; el Gran Gaga haitiano-cubano en la comunidad de Chicharrones; la clausura del Tercer Congreso Mundial sobre la muerte; la ceremonia a Yemayá en la playa Juan González; la Carga de la Mpaka, símbolo de la festividad el Caribe que centró la descarga artística comunitaria en la casa del escultor y pintor Alberto Lescay Merencio y el cierre de la noche con el Concierto de la Orquesta Sinfónica de Oriente, dirigida por el Maestro Guillermo Villarreal, nada menos que en la Basílica Iglesia Metropolitana la Catedral de Santiago de Cuba.
De Aguascalientes a Santiago de Cuba
La ciudad de Santiago de Cuba se llenó de coloridos y de nuevas amistades de más de una 200artistas e intelectuales de México como país al cual se le dedicó esta semana de celebraciones de la Vida a la Muerte, con la célebre Catrina, devenida icono secular surgida del talento de José Guadalupe Posada, quien no sólo la inmortalizó, porque connotó un personaje que trascendió fronteras, la utilizó en las postrimerías del siglo diecinueve cubano y comienzo del veinte, para ridiculizar a la España en decadencia colonial, a quienes nunca creyeron del empuje de las fuerzas mambisas y apostaron por el anexionismo, la intervención norteamericana y la fundación de la pseudorrepública con el traicionero Don Tomás de Estrada Palma y la cola inmediata de corruptos, entreguistas y ladrones que seguirían, pero La Catrina tuvo una pausa en 1913 cuando falleció su padre, el mencionado dibujante, escultor, grabador, caricaturista y promotor mexicano.
Muy grata la visita a Santiago de Cuba de la delegación de la hermana ciudad mexicana de Aguascalientes donde nació La Catrina, igual del Caribe insular y continental con unos 2 mil integrantes de representaciones artísticas y de la cultura tradicional popular de Barbados, Martinica, República Dominicana, incluso, de Estados Unidos y Egipto…, en fin, la oportunidad del encuentro con grupos de danza, ballet, artistas, dramaturgos, pintores, dibujantes, cantores y teóricos de universidades e instituciones estatales y comunitarias en defensa del Sur negro, mulato, mestizo, blanco, indio, resistente y alegre.
La bendición de Mpakas y Catrinas.
El Festival del Caribe tiene sede permanente en Santiago de Cuba cada año y es visto como una de las principales fiestas culturales del mundo; tiene el mérito por ser celebraciones ininterrumpidas, aglutinar centenares de actividades, foros, debates, talleres, presentaciones, conciertos, descargas populares, siempre con el colorido y la hermandad en un desafío permanente contra la guerra, el bloqueo y por la cultura e identidad de los pueblos.
Otra vez hoy, en cualquier esquina de la calle Aguilera el público colmará las aceras y muros de la añejada ciudad que el próximo día 25 cumplirá sus 508 años de fundada, como otrora villa colonial española de donde partió el célebre Hernán Cortés para la conquista del gran México, cuya cultura celebramos con la Catrina, también símbolo de resistencia.
Allá irán todos, bajando lomas y al encuentro bendito con Juan Martén, Sacerdote de Ifá
Al caer la tarde, el calor no se disipará en la ciudad de Santiago de Cuba, porque desde el parque Céspedes el público se trasladará hacia la Quema del Diablo, ceremonia mágico-religiosa que promete mucho por la particular presencia de La Catrina y la visión de la muerte como otra dimensión, “el comienzo del misterio”, ése que condujo otra vez al éxito de este Festival del Caribe, a pesar de la situación económica y que en medio del jolgorio provocó la frase espontánea que acuñó de antemano una voz mexicana que por desconocida resultó muy familiar: “¡ Chévere de verdad…!