La justa bajo los cinco aros efectuada en la ciudad japonesa de Tokio este verano de 2021 tiene dos signos de exclamación admirables: la lucha contra la pandemia de Covid-19 y contra la hipersexualización de las deportistas.
Los organizadores dieron el pie necesario para mencionar el tema de genero con la posibilidad de en el desfile inaugural de un dueto portador de la bandera de cada país, un hombre y una mujer, por primera vez en los juegos.
Trascenderán a la historia como los de mayor participación femenina con un 48.8%. Quizás tema que le dio fuerzas a la tenista japonesa Naomi Osaka o la gimnasta norteamericana Simón Biles para alzar sus voces y decir que se sentían muy mal psicológicamente para participar en los eventos previstos. A decir de ellas “ganar medallas no lo es todo en la vida, si no tienes una buena salud mental.” Tema que llamó la atención de otras grandes figuras y apoyaron sus declaraciones.
La inclusión de nuevas pruebas mixtas fue otro paso de avance. Se estrenaron el l relevo mixto en pista por equipos de 4×400 metros o el relevo mixto de natación por equipos de 4×100 metros y también en el triatlón.
La ropa no determina, pero si influye
Antes de la edición XXXII de los Juegos Olímpicos en Europa se vieron casos de llamada de atención de mujeres sobre su vestuario sexista. Tal es el caso del equipo de balonmano playa de Noruega. Ellas decidieron asistir al evento con licras cortas, rompiendo una política poco justa dentro del reglamento olímpico, en el cual la Federación Internacional de Balonmano exige que las mujeres lleven bikini (parte inferior), con un ajuste ceñido y cortados en ángulo ascendente hacia la parte superior de la pierna, además de exigir que los lados del bikini no deben tener más de diez centímetros. Mientras que en el atuendo de los hombres sí están permitidos los shorts ajustados, que pueden llegar hasta los diez centímetros por encima de las rodillas.
Por su rebelde decisión fueron multadas con 150 euros cada una en total $35,434 pesos. Todavía queda mucho por hacer.
En la gimnasia artística las voces que se levantaron fueron las alemanas Kim Bui, Pauline Schaefer, Sarah Voss y Elisabeth Seitz del equipo de gimnasia artística. Ellas eligierpnj un uniforme que les cubrió las piernas en las presentaciones, alegando sentirse más seguras durante las ejecuciones. “Buscamos dar ejemplo a todas las gimnastas que pueden sentirse incómodas o incluso sexualizadas con trajes normales. Por ello los Juegos Olímpicos necesitan una revisión, porque en nuestra opinión, cada gimnasta debería poder decidir con qué tipo de traje se siente más cómoda, y luego hacer gimnasia”, aseguraron las cuatro miembros del equipo alemán.
Ambos ejemplos sólo demuestran el camino a seguir y cuánto debemos luchar para lograr la equidad de género.
La mujer latinoamericana en Tokyo 2020
América Latina también alzo su voz en estos juegos con sede en Asia. Un total de 24 preseas se alcanzaron: seis de oro, 11 de plata y siete de bronce. Además, los Juegos de Tokio están entre los de mayor proporción de victorias femeninas, casi el 40% sobre el total que ostenta la región.
En algunos casos se han puesto al frente de sus delegaciones y se llevan a casa más metales que nunca. Han conseguido el 38,1% de las preseas ganadas por atletas de la región, un logro importante teniendo en cuenta que representan menos de la mitad de las delegaciones olímpicas de sus países.
Las zancadas enormes de la venezolana Yulimar Rojas para romper el récord del mundo en triple salto, la velocidad de la puertorriqueña Jasmine Camacho Quinn para saltar las vallas y proclamarse vencedora en los 100 metros, la fortaleza de la ecuatoriana Neisi Dajomes al levantar 263 kilos, las brazadas de la brasileña Ana Marcela Cunha en aguas abiertas, la perfección de las acrobacias de su compatriota Rebeca Andrade y el dominio de la vela de la dupla formada por Martine Grael y la cuarta medalla en Juegos olímpicos de nuestra judoca Idalis Ortiz, colocaron a sus países en lo más alto del podio en sus disciplinas.
Las latinas impulsaron con sus logros los medalleros de sus países y han dado visibilidad a sus comunidades, como es el caso de las levantadoras de peso afroecuatorianas Neisi Dajomes y Tamara Salazar, oro y plata en sus categorías, respectivamente, que lucieron con orgullo los turbantes representativos de su cultura en las ceremonias de premiación.
Paris 2024
El Comité Olímpico Internacional “anunció que la paridad en las competencias deportivas serán totalmente equilibradas entre ramas masculinas y femeninas, es decir 50% de los atletas serán hombres y 50% serán mujeres. Un 1.8% mayor a Tokio, y un 9.3% más a comparación de Sidney 2000, convirtiéndose en los primeros Juegos Olímpicos con igualdad de participación competitiva”.
Quizás esta decsicion también impulse mayor paridad dentro del Comité Ejecutivo del COI donde existe solo un 33.3% de participación femenina, y el 66.7% son puestos ocupados por hombres.
Un camino andado en Tokio 2020, la visualización del tema femenino, de nuestras luchas y anhelos más allá de los deseos patriarcales. El corazón de cada una, puesto en evidencia y lo que aún falta en materia de derechos sexuales.
Tokio 2020 nos deja enseñanzas y pautas a seguir en cada rincón del planeta.
