Raúl Gómez García: su mensaje sigue inflamando los corazones

A punto de celebrar este 14 de diciembre el nacimiento del Poeta de la Generación del Centenario, Raúl Gómez García (La Habana,1928-Santiago de Cuba, 1953), sus compatriotas y en especial los trabajadores de la Cultura, lo recordarán en su prístina dimensión de joven héroe, revolucionario y creador, manteniendo en alto, como entonces, su proclama de combate.

Son otros los motivos ahora: la defensa del derecho de los cubanos a seguir construyendo y viviendo en paz en su propio país, sin injerencias ni agresiones extranjeras, en concreto de Estados Unidos, a cuyos personeros no basta con someter a su pueblo a un cruento y despiadado bloqueo económico, que obstaculiza el desarrollo social y la vida cotidiana.

También pagan a vendepatrias y mercenarios, entre los cuales hay sujetos con inobjetables expedientes delincuenciales, para difamar, propalar mentiras e incitar desórdenes públicos, cumpliendo guiones diseñados por el Pentágono imperial, en acápites bien tipificados de guerra mediática y estructuración de “golpes de estado blandos”, que intentan en vano derribar el poder regente en Cuba, legítimamente elegido.

“Ya estamos en combate”!. Así comenzó su inmortal poema Raúl Gómez García, preparado especialmente por él, con motivo de su participación como un soldado y un patriota lleno de convicción en la acción del asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, bajo el liderazgo del abogado igualmente joven Fidel Castro.

El también periodista Gómez García –así lo llamaban dentro del movimiento de la Generación del Centenario- no sobrevivió a aquella acción heroica y vindicativa, que bajo la inspiración de José Martí, en el año de su centenario, quería reiniciar una nueva etapa de la única Revolución cubana, la lucha armada en pleno siglo XX.

Fue capturado, torturado de manera salvaje y finalmente asesinado por esbirros del dictador Fulgencio Batista.

Los 24 años que alcanzó a vivir los transitó de manera virtuosa, valiente y decidida este quien estaba dotado, además de una espiritualidad especial, una inclinación por la poesía, el periodismo, el arte y la filosofía, el interés por los deportes, aficiones que dieron a su vida un sentido ético, un civismo y un patriotismo ejemplares.

Nació en el poblado de Güines, en la provincia de La Habana, y siendo adolescente colaboró con publicaciones estudiantiles y emisoras radiales, y participó en actos cívicos, en los que siempre expresó su vocación libertaria, herencia de una tradición familiar con antecesores mambises.

Sus familiares y allegados vieron en él un hijo amoroso y una personalidad que sobresalía por una notable capacidad para la comunicación.

En los tiempos en que surgió la Generación del Centenario, ya residía en la capital. Durante sus estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana se destacó como deportista y también por su gran facilidad para escribir.

Pronto colaboró en el periódico El Estudiantil, en cuyas páginas denunció casos de injusticia y problemas, entre los que figuró su acusación al director del Centro por su actitud inmoral de ventas de notas, maltratos a los profesores y empleados, extendidos muchas veces a los alumnos.

Concluyó el Bachillerato en el curso 1947-1948, con un expediente académico notable.

Decidió estudiar Derecho en la Universidad de La Habana, donde se mantuvo por dos años. Luego eligió dedicarse a la pedagogía, pues al desempañarse como maestro sustituto en el Colegio Baldor descubrió que su verdadera vocación era esa rama de la humanística.

Militó en el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y dentro de este se inclinó por la tendencia más radical de la Juventud Ortodoxa.

El golpe del 10 de marzo.de 1952, encabezado por Fulgencio Batista, fue el detonador de su cólera y rebeldía más combatiente contra la represión que ya se vislumbraba como sello del tirano dentro del país. Redactó el manifiesto «Revolución sin Juventud» en el cual denunció a los usurpadores del poder.

Como no consiguió que ningún medio publicara su artículo, fundó el diario Son los mismos, en el que trabajaron Abel Santamaría, Melba Hernández y Jesús Montané, entre otros, con una tirada entre 300 y 500 ejemplares.

Al relacionarse con Fidel Castro, este le propone cambiar el nombre del periódico por «El Acusador», que solo logró editar tres números, debido a una delación que lo llevó a prisión.

Un joven de formación revolucionaria y vertical como Gómez García terminó vinculado al Movimiento de la Generación del Centenario para organizar la forma de lucha definitiva contra el dictador.

Fidel, previo a las acciones de los asaltos a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo, conociendo de sus dotes le encargó la redacción del Manifiesto a la Nación, una proclama política con los fundamentos de la acción, ardiente y corajuda, en la que el poeta puso todo su intelecto y corazón.

Creó además, por propia iniciativa, el poema conocido como Ya estamos en combate, en honor al vibrante primer verso. Hoy, su mensaje sigue inflamando los corazones, y es también un himno y un convite vigente, inmortal, traído como un hálito al presente. Gracias por tu ejemplo y tu poesía verdadera, genuina, Raúl Gómez García. (Por Martha Gómez Ferrals, ACN)

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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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