Santiago de Cuba, 28 nov.— Ha sido una de esas noches en las que el espíritu de la Revolución se apodera de cada alma y estalla en una luz que muestra un camino de redención nacional. Es el camino que Fidel retomó el 26 de julio con el asalto al Moncada y que no dejamos de transitar desde entonces hacia la completa liberación y la dignidad plena del hombre.
Fue la noche en la que los pobladores de Contramaestre protagonizaron una velada con motivo del tercer aniversario de la partida física de Fidel. Llegaron para entonar las consignas y las canciones que nos han acompañado durante sesenta años de lucha y resistencia, las mismas que alentaron a cada combatiente a desafiar al enemigo.
¿Quien dijo: ¿Fidel ha muerto?, se preguntaba una pequeña pionera contramaestrence y se respondía desde la más profunda convicción de la sabia de los nuevos cubanos: …quien dijo: “Fidel ha muerto, la muerte se equivocó,
porque Fidel es su pueblo haciendo revolución”. Entonces los aplausos de los presentes evocaron aquellos tiempos en que aplaudir al líder de la revolución era acariciar los mejores sueños, confirmar la decisión de luchar junto a el hasta la victoria siempre.
EL Fidel de todas las batallas fue recordado en una velada donde su protagonismo estuvo más presente que nunca. Su imagen, su pensamiento, su obra espiritual y humana que ya nada ni nadie podrá destruir. Así la poesía de Carilda Oliver en la voz de una joven actriz nos recordaba al Fidel de todas las batallas, a ese sol que agradecemos todas las mañanas: “…gracias por hacernos hombres,gracias por cuidar los nombres que tiene la libertad.
Gracias por tu dignidad, gracias por tu rifle fiel, por tu pluma y tu papel, por tu ingle de varón. Gracias por tu corazón. Gracias por todo, Fidel”.
Entonces la velada en el parque central de la ciudad de Contramaestre tomó matices ardientes con la música de Sara González en la voz de una integrante de la Brigada de Instructores de Arte José Martí, la décima y la trova hicieron acto de presencia también con jóvenes talentos despertando aun más la energía fidelista, que es el verbo encendido de Martí y la fuerza telúrica de Maceo.
Y se repitió todas las veces Yo Soy Fidel, esa frase que es convicción y una forma de vivir y de andar hacia los nuevos tiempos.