Una ofrenda floral a título del pueblo de Cuba, fue depositada en el Cementerio Santa Ifigenia para el Mayor General del Ejército Libertador
Santiago de Cuba 26 jun.— Si se hurga con atención en la historia de Cuba se encuentra a Guillermón Moncada en la vanguardia de las filas insurrectas. La Guerra de los Diez Años conoció el ímpetu del coloso de ébano, cuya bravura fecundó todo el siglo XIX.
Vivió junto a Maceo la Protesta de Baraguá y con 53 años fue este coloso de ébano el que levantó Oriente en 1895 para que saliera con honor, como se propuso con todas las causas durante su abnegado servicio a la libertad de Cuba.
Según afirma Joel Mourlot Mercaderes, periodista e investigador histórico, Guillermón Moncada fue el elemento fundamental en las acciones del 24 de febrero: “Todo el alzamiento preparado se concentró en las provincias orientales y cada uno de los grupos que participó en el alzamiento, se subordinaron a él para organizar la guerra”.
En el aniversario 178 de su natalicio, una ofrenda floral a título del pueblo de Cuba, fue depositada en el Cementerio Santa Ifigenia para el Mayor General del Ejército Libertador.
Combatientes y jóvenes, en representación de los santiagueros, llegaron en este día hasta el Panteón de los Veteranos de las Guerras de Independencia, donde descansan sus restos junto a otra treintena de generales mambises.
“La casa natal de Guillermo Moncada –explica Mourlot Mercaderes- estaba en ruinas cuando terminó la Guerra de los Diez Años y él la compró y la reconstruyó para su madre. Hoy en día es la principal huella que dejó en la ciudad. Aunque le hemos rendido tributo, pienso que todavía estamos en deuda con él”.
Pareciera que fue predestinación natural su figura recia y gigantesca, de ahí su nombre de guerrero. Pero Guillermón Moncada suavizaba el brío con un ánimo generoso y noble.
No por lejano en el tiempo mengua su figura de nombre grande que servía a la independencia patria con su brazo de mambí y su corazón de cubano.
Es por ello que en cada fecha conmemorativa, el tributo de recordación del pueblo santiaguero llega también y de forma simultánea hasta su imagen en la Avenida de los Libertadores.