Beijing, 24 sep.— Los nuevos aranceles por 60 mil millones de dólares de China sobre importaciones de Estados Unidos rigen desde hoy en defensa de otra embestida tarifaria de dicho país que exacerba una guerra comercial sin final a la vista.
A las 12:01, hora local, de este 24 de septiembre entraron en vigor los nuevos tributos aplicados a cinco mil 207 bienes norteamericanos, incluidos los del agro, gas licuado natural, maquinaria y químicos.
La Comisión de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado (Gabinete) decretó el incremento como medida de salvaguarda de los intereses nacionales, los derechos legítimos y el orden del libre comercio global.
Se trata de la respuesta a la determinación unilateral del presidente estadounidense, Donald Trump, de proceder este mismo lunes y hasta finales del presente año con otra ronda de gravámenes de 10 por ciento y un valor de 200 mil millones de dólares contra miles de productos del gigante asiático.
El mandatario incluso planea un alza tarifaria de 25 por ciento a partir del 1 de enero de 2019 y amenaza con tributos ascendentes a 267 mil millones de dólares si China vuelve a contraatacar.
Aparte de pagarle con la misma moneda y presentar quejas ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), Beijing sostiene que la única salida al conflicto es el diálogo y por tanto insiste a Washington reconsiderar de forma convincente su postura hostil porque desencadenará consecuencias nefastas.
Expertos de todo el mundo ven en el pleito la antesala de una nueva guerra fría con alto coste en los negocios y las relaciones bilaterales, pero que también marcaría el inicio del ocaso de la economía global y del libre movimiento de mercancías.
De hecho ya lastra las bolsas internacionales de valores y las propias empresas norteamericanas radicadas en China sufren el impacto negativo para desarrollar sus operaciones.
Por eso el director general de la OMC, Roberto Acevedo, se ofreció a mediar en la confrontación preocupado porque traspase el umbral del terreno comercial y escale a un punto sin retorno.
China y Estados Unidos viven momentos de fuertes tensiones desde abril pasado, con un breve impasse en mayo y después un agravamiento que se tradujo en la mutua imposición de fuertes gravámenes a las importaciones y la presentación de recursos ante la OMC.
La administración de Trump justifica sus acciones en que durante mucho tiempo el gigante asiático incurrió en supuestas ‘prácticas desleales relacionadas con la adquisición de propiedad intelectual y tecnología estadounidenses’.
Beijing rechaza tales argumentos y los considera infundados porque el intercambio de experiencias y conocimientos en esas materias entre firmas mixtas se basan en términos y por voluntad propia de las partes.
