Santiago de Cuba, 13 dic.— Para el equipo de profesionales del Hospital Infantil Antonio María Bécquer, conocido como “La Colonia”, cada día de trabajo es un reto a la vida, y en ello, va el derecho a la salud, una de obra profundamente humana, defendida durante décadas por la Revolución.
El servicio de Hematología del citado pediátrico de la ciudad de Santiago de Cuba, no sólo requiere de sus conocimientos, sino también de su capacidad para transmitir sensibilidad y amor a niños que necesitan de cuidados especiales, medicamentos y medios diagnósticos costosos, para garantizarles una mejor calidad de vida.
Cuba enfoca sus esfuerzos por mantener un derecho alcanzado y defendido, y lucha porque políticas inhumanas no recaigan sobre los pacientes y sus familias, aun cuando más del 80 por ciento de los medicamentos para el tratamiento de quimioterapia, son de importación.
Cada día es más que evidente la responsabilidad del Estado en la atención a estos pequeños, y válidos son sus esfuerzos en pos de garantizarles mejor calidad de vida y el derecho a los más altos niveles de servicios de salud posibles.
Cerca de siete años tiene este servicio aquí, después de crearse las condiciones idóneas para el tratamiento de los pacientes con enfermedades que comprometen la vida, como las aplasias medulares, anemias hemolíticas crónicas y trastornos de la hemostasia.
Erik y Henry, de cuatro y 11 años, respectivamente, son ejemplos de que sí se pueden aliviar los síntomas de una enfermedad, cuando hay un servicio integral de salud.
En ese servicio regional se atienden niños de cero a 18 años de las provincias Guantánamo, Granma y Santiago de Cuba u otras que así lo requieran luego del análisis de los casos en el Instituto Nacional de Hematología, según dio a conocer la doctora Coralia Le Blanch, Especialista en Hematología y Jefa del servicio.
Cada jornada aquí se derriba barreras para garantizar, sobre todo, el derecho a una mejor calidad de vida.
