Santiago de Cuba, 2 oct.— Después de siete meses de trabajo ininterrumpido y más de 280 mil pesos recaudados, el Polígono Productivo Barquillo, de Santiago de Cuba va a detener su producción. Un nuevo proyecto de cocción alternativa incluye la instalación de un trapiche, hornos refractarios y anafres de carbón, con el concurso de empresas como Fibrocemento y Alastor.
De esta forma se reproducen a gran escala prácticas tradicionales que permiten diversificar la producción con los mismos recursos, según explicó Jorge Luis Arce Ferrera, Director Empresa Provincial de la Industria Alimentaria: “Lo positivo y lo novedoso es que se trata de una producción artesanal con un mínimo de corriente y cero combustible Diesel. Estamos hablando de producciones de todo tipo: galletas de sal, de arroz, de yuca, duro-frío, helados, todo lo tradicional. Manejamos también tener un área de artefactos que los permita no pararnos en ningún momento”.
A partir de un estudio integral que comprende las áreas aledañas, Barquillo también apuesta por la posibilidad de asegurar en sus predios la materia prima para algunas de sus 10 líneas productivas que incluyen licores, galletas y dulces en almíbar.
Cuando se retome en pocas semanas la producción diaria de más de 5 toneladas de alimentos, se sumará, por ejemplo, la comercialización de verduras encurtidas a partir de la incorporación de la técnica del empalamiento a la agricultura urbana para el cultivo aquí de habichuelas y calabaza.
En recorrido por la instalación, Lázaro Expósito Canto, Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Secretario en la provincia y Beatriz Johnson Urrutia, Vicepresidenta del Consejo de Estado y Presidenta de la Asamblea Provincial de Poder Popular, convocaron a definir las rutas de abastecimiento y los recipientes para la nueva producción.
Una vez que estas iniciativas se repliquen en los 11 polígonos diseminados por todos los municipios, Santiago de Cuba se confirmará en el país como paradigma del desarrollo local.