Cuando la vida tiene nombre de mujer

Incrementa población femenina en Santiago de Cuba que  convive con el VIH/ SIDA

Santiago de Cuba, 23 oct.—Tiene menos de treinta y cinco años de edad y ya  la vida le pasa la factura del tiempo. Sus ojos húmedos evocan el anhelo de un recuerdo en el regazo de su madre o la voz de su padre profiriendo algún consejo. Pero sólo le queda un vacío ante la realidad del nunca pudo ser y el dolor que carga con el presente incierto.

“La profe”-que en esta ocasión nos pide ocultar su verdadera identidad-se desempeña como educadora de una institución primaria en el poblado conocido como Boniato, de esta ciudad.

Mientras inicio el tema en cuestión, sus palabras se envuelven el sentimiento y procuran develar una lección de vida a las mujeres santiagueras, cubanas.

“Hace 12 años mantengo una relación estable con mi pareja -la  misma que me infectó con VIH/SIDA, 8 años atrás… Al principio no supe qué hacer; no creía que esto me estuviera pasando justo en el momento en el que yo más deseaba tener un hijo”.

“La vida me cambió en sólo un instante. Cuando recibí la noticia en boca de mi esposo casi me vuelvo loca. No entendía cómo yo podía estar enferma si nunca le fui infiel. Creí tener suficiente confianza con él y no nos protegíamos. Mi mundo se derrumbaba ante mis pies. Hay personas que me preguntan por qué sigo con él si fue él mismo quien me infectó. A veces me callo y no respondo, solo puedo decir que yo sigo enamorada de mi pareja. Hemos compartido lo bueno y lo malo durante todos estos años”.

P: En ese momento tan difícil, cuán valioso ha sido el apoyo de la familia y cómo enfrentaste esa barrera confianza–realidad?

“Yo soy huérfana de madre desde los 5 años de edad y mi padre siempre estuvo ausente en mi vida. Con mi esposo construí una historia, proyectos de vida que, lógicamente, cambiaron a raíz de la enfermedad que hoy compartimos. No ha sido fácil enfrentarla, pero nos complementamos uno y otro. A partir de ese entonces no existen los secretos entre nosotros, sólo las ganas de vivir y de compartir hasta el último aliento de vida.

Conversamos acerca de los más mínimo, nos decimos las verdades de frente y según sea la gravedad del asunto intentamos seguir adelante como pareja porque yo, a pesar de estar enferma con el VIH/SIDA todavía creo en el amor, no en el que se dice de los dientes hacia afuera, sino el que se demuestra aun en los momentos más difíciles de la vida y esa decisión compartida que asumimos responsablemente, incluso en sociedad”.

P: La confidencia de un pequeño salón le brinda una magia especial a esta entrevista: Eres profesora de una escuela primaria, cómo ha sido el roce con los alumnos, con tus compañeros de trabajo?

“Todavía me resulta  muy difícil. Debo reconocer que he pasado por todo; desde la humillación y rechazo por parte de mi directora hasta la comprensión y apoyo de algunos padres de mis alumnos y de mis compañeros de trabajo, quienes me han demostrado sinceridad y afecto, no por ser una mujer que convive con VIH, sino por ser sencillamente un ser humano con sentimientos, emociones, situaciones como cualquiera, soy una persona con ganas de vivir”.

“Pero lo más importante para mí son mis alumnos. Ellos me abrazan, se acercan a mí y yo me siento plena con eso, aunque a veces me da miedo. Son tan pequeños que me preocupa hacerles daño. Ellos son ahora una parte importante de mi vida, con ellos me rio, los aconsejo, sigo cada uno de sus pasos en el aula y fuera de la misma, yo me siento comprometida con mi profesión y mi vocación de ser maestra, pero muchas veces la reacción de algunos padres me hace alejarme, y aunque entiendo la causa, no apoyo determinadas maneras de expresar sus pensamientos”.

P: Y por qué, cómo explicas eso?

“Porque ellos piensan que con un abrazo, un beso en la frente u otra demostración de cariño hacia los niños, yo puedo contagiarlos con la enfermedad. Muchos no conocen o pasan inadvertidos de cuáles son realmente las vías de transmisión del VIH y su comportamiento me mantiene a distancia. Aun así sostengo mis normas de higiene y protección dentro y fuera de la escuela. Pero creo que las personas deben informase y conocer más acerca de esta enfermedad  para que no discriminen a nadie”.

Las manos de la profe ahora tiemblan ligeramente, se le escapa un sollozo, recupera el aliento y sigue contando:

“Si las personas supieran cuanto duele tener esta u otra enfermedad y percibir el rechazo, las críticas, las burlas (bulling) seguramente se contuvieran de hacer cosas como esas. El VIH puede prevenirse, pero a veces, nos toca sin darnos cuenta”.

P: Ahora perteneces al grupo de promoción del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, y tienes la oportunidad de hacer reflexionar a otras personas en la importancia de protegerse y cómo hacerlo. ¿Cuánto te ha aportado esta integración en el grupo de promoción y el trabajo que realiza el equipo de salud que los acompaña?

“Somos una familia. Entre todos intentamos ser optimistas y cumplir no solo con nuestro tratamiento, o sea, ser constantes en tomar los antiretrovirales y el chequeo cada  tres meses; sino también, en conversar con las personas en las calles, en determinados espacios. Hacemos actividades de promoción en centros de trabajo, en la Universidad, en las comunidades  y eso me  hace sentir bien.  Compensa un poco el vacío que tuve en mi vida desde la infancia, la falta de un consejo a tiempo, la percepción en el riesgo de contraer la enfermedad. Hoy me siento capaz de enfrentar la vida y vivirla de una manera más sana”.

P: Santiago de Cuba tiene en estos momentos un alza de mujeres contagiadas con el VHI ¿Qué le aconsejas a las féminas para evitar la propagación de esta enfermedad?

“Mujeres no olviden que su salud es más importante que todo. Protegerse en cada relación sexual no es una opción para salir del paso, debe ser una decisión suya de disfrutar plenamente pero segura. Si su esposo no lleva el preservativo, póngaselo en el bolsillo, en la cartera, en el maletín de trabajo. No corra el riesgo de una enfermedad que no avisa. No confiemos a ciegas, sino en la práctica. Defender tu salud es salvar tu vida, tu futuro, no dejes que el Sida  te arrebate las ganas de vivir, de amar, de realizar tus proyectos personales y profesionales. Ponle tu sello de mujer a la vida.

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"No hay obra perfecta si en ella no está la presencia de la mujer", y en Santiago de Cuba, esa…
Tanta entrega de una juventud revolucionaria, dificilmente será olvidada. ¡Gloria eterna a los héroes y mártires del 30 de noviembre!.…
Somos herederos de esa tradicion de lucha y de los ideales por los que cayeron combatiendo Otto Parellada, Tony Alomá…
Muchas Gracias por su promoción. Para nosotros es muy importante el apoyo de todo aquel que divulgue nuestro proyecto. Saludos.
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