Santiago de Cuba, 21 mar.— Hay cosas que para lograrlas han de andar, como estos hombres, ocultos en áreas de entrenamiento de Santiago de Cuba. Prepararon las acciones que ahora ejecutan en ejercicio para aniquilar una columna enemiga. En estos casos el terreno es un aliado.
Ágiles traen las tropas y logística a una emboscada en la que el trabajo en equipo y la cohesión son fundamentales para causar las mayores bajas a los invasores.
Pero enfrentarse a poderosas fuerzas requiere ejercitar la voluntad, y la preparación física ofrece claves. Por eso el entrenamiento es riguroso, para imponerse incluso al cansancio. Superan obstáculos en sigilo, lo mismo por tierra, que por aire, con tácticas que demandan confianza y disciplina técnica. Son movimientos arriesgados, que asumen sin embargo, conscientes del objetivo.
Las llamadas avispas negras o Tropas Especiales, actúan en la retaguardia enemiga bajo cualquier circunstancia, en situaciones delicadas, difíciles, como diría Fidel.
Las nuevas generaciones reciben el legado de aquellas que desde la creación de esta especialidad de las FAR en 1986, han demostrado su valía en misiones como la liberación de Angola. Son hombres y mujeres que como los intrépidos insectos darán todo por defender la Patria.