Santiago de Cuba, 19 ene.— La extensión de las buenas prácticas en la enseñanza es la segunda modalidad del perfeccionamiento educativo que se aplica en Santiago de Cuba. Proceso que se inició en solo dos Consejos Populares, el de Mayarí en Segundo Frente y Vista Alegre en la cabecera provincial y que ahora se implementa en 70 instituciones educativas de los 9 municipios y en todos los niveles de enseñanza.
Las nuevas formas de trabajo implican cambios en los estilos de dirección, en los currículos de las asignaturas, así como también la preparación metrológica de los docentes.
La caracterización y diagnóstico de los estudiantes facilita la atención diferenciada a cada alumno, de modo tal que se toman en cuenta las necesidades educativas individuales y el aprendizaje es mejor.
Otro de los beneficios del perfeccionamiento es el logro de una mayor implicación de la familia en la formación de sus hijos, que sientan que su función y su responsabilidad no pueden ser reemplazadas ni suplidas por la escuela.
La extensión de las buenas prácticas incluye la participación activa de la comunidad donde se ubican las escuelas. La vinculación de los centros de trabajo e investigación cercanos a las instalaciones escolares abren sus puertas a los estudiantes en muchos de los cuales comienza a despertárseles el interés vocacional y el respeto por oficios o profesiones poco conocidas.
Por ello se realizan transformaciones dentro del sector encaminadas a perfeccionar los modelos de enseñanza. Elevar la calidad y rigor del proceso docente es uno de los propósitos que se mantiene como objetivo de primer orden también en este curso.
Los planes de superación y la preparación metodológica de los maestros son acciones de gran importancia que deben adecuarse en cada territorio y en particular en cada centro escolar.
También en estos momentos se ofrece más tiempo a maestros y profesores para su auto-preparación de manera que puedan desarrollar iniciativas novedosas y con creatividad despertar el interés por el aprendizaje en sus educandos.
Todas estas acciones elevan la calidad de las clases, lo que se traduce en una formación cada vez más integral de los estudiantes, en quienes se fortalecen los valores humanos y alcanzan un mejor comportamiento en la sociedad.