A 62 años del asesinato de Juan Manuel Márquez

Margarita Piedra Cesar
Margarita Piedra Cesar
Jefa de redacción digital

Santiago de Cuba, 15 dic.— Cuando el 15 de diciembre de 1956, hace hoy 62 años, en un cañaveral de la finca La Norma, próxima a Niquero, soldados de la dictadura batistiana asesinaron de dos disparos, uno de ellos en el cráneo, a Juan Manuel Márquez, terminaba la orgía de sangre desatada contra los expedicionarios del yate Granma después de que fueran sorprendidos el 5 de diciembre en el lugar conocido por Alegría de Pío.

Juan Manuel Márquez, incansable luchador a toda prueba, había sido designado por Fidel Castro como segundo jefe de la expedición del Granma y aunque ya pasaba de los 40 años, era el mayor de todos, supo sobreponerse a las vicisitudes del desembarco al cual calificó de naufragio, por las dificultades que tuvieron que enfrentar.

Durante el combate de Alegría de Pío, al frente de un grupo de expedicionarios hace un cerco para facilitar la marcha de Fidel hacia la Sierra Maestra, pero al cesar los disparos cercana la noche, Juan Manuel se quedó sin balas alejándose de la zona en busca de un lugar seguro, recorriendo durante 10 días solo las proximidades del área del combate para conseguir un contacto que lo condujera a las montañas.

En condiciones de depauperación física, el 15 de diciembre el segundo jefe de la expedición del Granma se detuvo a descansar en un camino donde se encontró con un cabo del ejército, quien lo condujo a la casa de los Matamoros, dueños de una panadería donde la familia le dio de comer para reponer las fuerzas. Posteriormente, fue llevado a Juba del Agua, un campamento de soldados, donde fue identificado por un teniente que había sido compañero de estudios en el Instituto de Marianao.

Ese teniente de apellido Lacal lo mantuvo allí durante tres horas hasta que llegó el capitán Caridad Fernández con la orden de matar a Juan Manuel, conduciéndolo hasta la finca La Norma donde lo golpeó brutalmente abandonándolo en dicho lugar, pero al regresar al cuartel envió a dos soldados para que lo liquidasen y lo enterraran allí mismo.

Los dos esbirros llevaron con ellos a un muchacho que trabajaba en la cocina del cuartel, obligándolo a cavar un hoyo en a tierra para enterrar a Juan Manuel una vez cometido el crimen. Antes de asesinarlo ordenaron al muchacho que se retirara pero este desde un lugar cercano pudo ver cuando le dispararon al expedicionario en el cuerpo y la cabeza, convirtiéndose en un testigo excepcional del crimen.

Con Juan Manuel Márquez sumaron 21 los expedicionarios del Granma asesinados entre el 5 y el 15 de diciembre de 1956 por fuerzas de la tiranía batistiana. Ellos hoy, 62 años después son recordados por nuestro pueblo como lo más sagrado que guarda la patria.

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Jornadas de trabajo intenso; en esta cobertura tuve la oportunidad de acercarme a personas revolucionarias y aman y honran la…
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Joel @ No todo está perdido
abril 11, 2024 at 1:44 am
Son los jóvenes quienes, en mayoría, llevan el mayor peso del quehacer cotidiano del país. Así ha sido siempre. No…
El secretismo no es política de estado, sin embargo, hay directivos en entidades que lo practican...
Hay que adelantarse a los acontecimientos. La ingenuidad en la comunicación, cuesta.
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